Las abejas cumplen una función imprescindible en la naturaleza y también en nuestro huerto y jardín. Las abejas son los principales insectos polinizadores.
Atraídas por el aroma y colorido de las flores, las abejas se mueven de flor en flor cogiendo polen, al mismo tiempo que polinizan gran número de plantas dejando caer sobre las flores parte del polen pegado en sus patitas.
La labor de las abejas es clave en el huerto, donde obtendremos una cosecha de frutos más abundante si contamos con un buen equipo de abejas que trasladen el polen entre las hortalizas de fruto y los frutales puesto que sólo las flores que sean fecundadas darán lugar a un fruto.
Abeja recolectando polen en un cerezo
Así que, disfrutemos viendo a las abejas pulular entre las flores de nuestro jardín. No debemos temerlas, no nos picarán mientras no se sientan en peligro. Quizás se sientan atraídas por nuestra ropa colorida o nuestro perfume y vuelen unos segundos a nuestro alrededor, pero como no somos flores ni tenemos polen, rápidamente se alejarán.
Las abejas son animales tan apreciados por los jardineros y hortelanos que hay jardines que incluso cuentan con su propia colmena para garantizarse una buena polinización, y de paso, miel.
Por el contrario, si nos faltan las abejas necesitaremos hacer su trabajo de manera artificial mediante una polinización manual. Esto ocurre, por ejemplo, en huertos urbanos o huertos en terrazas donde haya muy pocos insectos y abejas, así como en jardines ubicados en zonas con contaminación o dónde se utilizan pesticidas dañinos para las abejas.