La berenjena es una hortaliza originaria de Asia, que fue introducida en Europa por los árabes durante la ocupación musulmana en España. Las berenjenas contienen pequeñas cantidades de vitaminas A, C y del grupo B, y minerales como calcio, hierro, magnesio, manganeso y fósforo. Sin embargo, poseen solanina y otros alcaloides como la nicotina, por lo que no se aconseja abusar de su consumo. Además poseen propiedades laxantes y diuréticas.

Existen muchas variedades de berenjena en función de la forma y el color del fruto (alargadas, globosas, rayadas, blancas,…), pero todas ellas tienen unas necesidades muy similares en cuanto a su cultivo.

Siembra: Las berenjenas necesitan temperaturas superiores a 18ºC para germinar, por lo que se aconseja sembrarlas en semilleros protegidos (en casa) en febrero o marzo, lo que nos permitirá cosecharlas desde finales de junio. Si realizamos la siembra directamente en el huerto exterior, tendremos que posponer la siembra a abril o mayo y cosecharemos las berenjenas a partir de agosto.

Un par de plantas será suficiente para abastecer de berenjenas a 3 ó 4 personas durante todo el verano.

Es recomendable sembrar en días de luna creciente, ya que las plantitas crecerán más fuertes. Taparemos ligeramente las semillas con el sustrato y colocaremos el semillero en un lugar cálido y soleado. Las semillas germinarán a los 10 días de la siembra.

Trasplante: Si hemos sembrado en semillero protegido, realizaremos el transplante cuando la planta supere los 15 cm de altura y no haya riesgo de heladas nocturnas, en abril o mayo. En zonas frías podemos proteger las plantas con mantas térmicas al trasplantarlas al exterior.

Sobre el terreno, se colocan en un marco de plantación de 40×50 cm en zonas frías o de 60x 70 cm en zonas cálidas. Si se trata de un huerto urbano en macetas, colocaremos una planta por maceta.

Suelo: Las berenjenas desarrollan raíces profundas, por lo que un suelo arcilloso, sin un buen drenaje, podría ahogar sus raíces. Si plantamos las berenjenas en maceta necesitaremos unos 15 litros de sustrato, preferiblemente turba o fibra de coco con arena.

La berenjena es una hortaliza exigente en nutrientes por lo que necesita suelos fértiles, ricos en humus y bien mullidos, además de abonados orgánicos frecuentes. Durante la época de crecimiento consume gran cantidad de nitrógeno y mientras florece y forma los frutos necesitan fósforo y potasio.

Asociaciones: Puesto que se trata de una planta exigente en nutrientes y con un sistema radicular bien desarrollado, es mejor cultivarla sola y sobre todo, alejada de otras solanáceas. Las judías de mata baja o patata pueden crecer bien cerca de las berenjenas.

Clima: A las berenjenas las gusta el sol y el calor de los climas cálidos y secos.

Riego: Sus necesidades de riego son similares a las de los tomates y pimientos. Deben ser frecuentes y abundantes, evitando encharcamientos que podrían provocar la pudrición de sus raíces.

Cuidados:

  • Eliminaremos las malas hierbas que puedan competir con las berenjenas por los nutrientes. Un acolchado de paja nos quitará trabajo.
  • Añadiremos materia orgánica, humus o compost, alrededor del tallo para que la planta quede mejor fijada en la tierra a la vez que le aportamos un necesario abonado extra. Esta operación, llamada aporcado, se realiza un mes después de haber sido trasplantada a su lugar definitivo.
  • En zonas con mucho viento, conviene entutorar el tallo principal e ir atando las ramas laterales según vaya creciendo la planta y cogiendo peso.
  • Podaremos la yema central cuando la planta haya alcanzado más de medio metro de altura para acelerar la producción de frutos. En climas fríos se pueden podar todos los brotes a finales de verano para adelantar la maduración de los últimos frutos.

Cosecha: Podremos iniciar la recolección de berenjenas a los 4 meses desde su siembra, cuando el fruto tiene un color intenso y brillante. La cosecha se recoge semanalmente hasta septiembre u octubre.

Plagas y enfermedades: Las plantas de berenjenas pueden ser atacadas por varios insectos como el escarabajo de la patata, los pulgones, las arañas rojas, la mosca blanca y las orugas. Todos aparecen en la parte inferior de las hojas, por lo que conviene vigilarlas regularmente para detectar su aparición de forma temprana y tenerlos bajo control. También son habituales los caracoles que podremos eliminar manualmente.

Las berenjenas pueden sufrir enfermedades provocadas por hongos como mildiu, oidio y podredumbres, que principalmente aparecen por un exceso de humedad, por lo que conviene controlar los riegos.

Autora: Guadalupe Martín
Artículo patrocinado por www.unhuertoenmibalcon.com

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