La caseta o cobertizo es un elemento de gran utilidad en muchos jardines ya que, si tiene ventanas, además de usarlo de almacén o trastero, puede servirnos para cobijar alguna planta en maceta en los días más duros del invierno o para crear un pequeño invernadero o semillero donde producir plantones o enraizar esquejes para trasplantarlos posteriormente al jardín.

Existe una amplia gama de cobertizos prefabricados en el mercado. Podemos elegir cobertizos de distintos tamaños, en metal, plástico o madera. Los de madera son más caros y necesitaremos pintarlos cada 2 ó 3 años para proteger la madera. Sin embargo, una caseta de madera resulta mucho más estética y podremos decorarla para conseguir convertir el cobertizo en un punto atractivo del jardín.

Al elegir la caseta debemos valorar no sólo el coste del modelo de caseta elegido sino qué nos costará su instalación, la construcción del ensolado necesario, el montaje del cobertizo, y en caso de que sea de madera, el coste del aceite protector y de la pintura que tendremos que dar sobre la caseta nada más instalarla.

Por eso, merece la pena pensar bien el tamaño adecuado de la caseta. Una caseta grande puede no ser mucho más cara que una pequeña pero su instalación y mantenimiento serán más costosos.

Si tenemos un jardín grande y necesitamos guardar muchas cosas, la caseta grande puede sernos más práctica pero ten cuidado no sea que al final se convierta en un cobertizo lleno de trastos inútiles en el que las arañas y otros insectos encuentran refugio campando a sus anchas y obligándonos a hacer limpieza con frecuencia. También puede ocurrirnos justo lo contrario, elegir una caseta demasiado pequeña en la que luego no tengamos espacio suficiente.

Así que, dedica unos minutos a pensar qué tamaño debe tener tu caseta de jardín para aprovechar al máximo tu presupuesto, tu tiempo y el espacio de tu jardín.

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