Los vástagos o retoños son brotes vigorosos que surgen de la base de los árboles y arbustos. Los vástagos además de retrasar el crecimiento de las planta madre contribuyen a que el árbol comience a desarrollar estructura de matorral tomando un aspecto silvestre y poco cuidado.
En el caso de árboles injertados, los vástagos son brotes del ejemplar silvestre por lo que en caso de permitirlos crecer, acabarán estropeando el injerto.
Por lo tanto, es conveniente eliminar los vástagos cuando aún están verdes utilizando la azada para arrancarlos de raíz.
Los retoños o vástagos cortados de raíz pueden utilizarse para propagar árboles y arbustos semejantes a la planta madre siempre que no se trate de plantas injertadas. Esto resulta especialmente útil para la creación de grandes setos a partir de unas pocas plantas o la reconstrucción de zonas arbustivas del jardín ya envejecidas.
De todas formas, los árboles y arbustos que surjan de los vástagos tendrán mayor tendencia a generar más vástagos por lo que es mejor limitarse a escoger los mejores vástagos para propagación desechando el resto.